Parece
una ciudad fantasma.
Ni
un ruido, ni un sonido.
Calma
total.
Silencio
total.
Una
ciudad con su caos cotidiano, impone vista y oída así.
Pero
según se avanza por esta ciudad solitaria, se ven los destrozos después de la
batalla.
Y
es que toda batalla tiene consecuencias y estas son desagradables, horrorosas,
olorosas y cochambrosas.
Sí,
sí, no exagero la batalla del 1 de enero se salda con restos por cualquier lado
inimaginable, vomitonas descomunales, botellas, bolsas, papeles, restos de
petardos, comida y algún que otro ser humano derrotado por tanta fiesta, tirado
de cualquier manera sobre un banco o en la acera.
Y
es que con el afán de festejar la salida del año viejo y la entrada del nuevo,
nos desatamos de tal manera que perdemos… ¡hasta la consciencia!
El amanecer de una guerra,
incruenta, a veces, que el único saldo que deja es dolor de cabeza, mal cuerpo
y mucha, mucha suciedad.
Pues mi Cande bien lo dices,mucha gente se desmanda por estas fechas y pareciera que si no hay exesos,no hay goces y pues los resltados terminan siendo drsastrosos no solo para los que se propasaron,sinó también para quienes si tener nada que ver los tienen que padecer.
ResponderEliminarUn anracito y que los reyes te regalen cosas muy bellas.
Creo que la cifra es de 22 toneladas de basura recogidas en la Puerta del Sol de Madrid, el día 01 de enero y las calles aledañas a la plaza.
Eliminar