Día a día

No pido otra cosa: el cielo sobre mí y el camino bajo mis pies. Robert Louis Stevenson

viernes, 15 de enero de 2021

Y llegó Filomena

 


Nos dijeron que íbamos a salir mejores.

Y te dan unas ganas de llorar. Y te dan unas ganas de gritar.

No saltamos las recomendaciones a la torera.

Nos saltamos el confinamiento; hacemos fiestas; nos reunimos chorrecientos.

Nos indignamos porque en los servicios de transporte no se guardan las distancias de seguridad y luego nos vamos en tropel a disfrutar de la decoración navideña.

Y con todo esto encima, ahora va y llega Filomena. Y ya es el acabose de la indignidad humana, de la inmoralidad, de la mala educación.

Se recomienda no salir; nos calzamos las botas de excursionista dominguero, y ¡ala! a deslizarse por las calles como si fuera una estación de esquí. Batallas de bolas de nieve de 200 personas. Papás con niños en trineos...

Se recomienda no salir porque esa nieve caída durante 30 horas sin parar y que ha alcanzado más de 60 cm en algunos lugares, ahora es hielo en algunas zonas. Y las urgencias empiezan a llenarse de caídas, fracturas, torceduras.

No hay autobuses. No hay trenes. Solo el servicio de metro ha estado funcionando las 24 horas del día (¡¡¡no se guarda la distancia social!!!)

No hay recogida de basuras. Y nos hemos lanzado a la calle a dejar miles de toneladas de nuestra porquería, en casa no hace bonito con el jarrón de Sèvres.

Todas los Comunidades, ciudades, municipios afectados por esta tormenta están desbordados. Pero nosotros, el humanoide, el tonto el haba, el listo detrás de una pantalla, el tuitero, el yo, yo, yo, yo vamos camino de la cueva.

Muy desinflada anda una desde Marzo de 2020.