Día a día

No pido otra cosa: el cielo sobre mí y el camino bajo mis pies. Robert Louis Stevenson

domingo, 20 de febrero de 2022

Que no daría yo...

 

Llegas a una edad, en mi caso 66, que a veces miras atrás, por el camino de la vida, y los recuerdos, las formas de vida, los pensamientos te hacen replantearte muchas cosas de las vividas.

Que no daría yo por ver y escuchar la voz de mi abuelo Narciso; con aquellas consejas, con aquellas enseñanzas, que a veces por la edad, te resultaban “una lata”, volver a ver esa cara llena de arrugas, sonriendo, con su cigarro apagado en la comisura de los labios; con sus manos en aquella garrota que le ayudaba a caminar. Con los ojos llenos de  luz, de risas para nosotras.

Que no daría yo por escuchar la voz de tía Isabel, de volverla a ver con sus manos siempre ocupas en la cocina, sus risas, sus chanzas, sus bailes con mi madre.

Y a la vuela, siempre preocupada, siempre pendiente de todos. Llevando una vida que no la satisfacía, amoldándose a las circunstancias.

Que no daría yo por volver a abrazar a mi madre, besarla –ella que no era muy besucona- hasta saciarme de ella. Mi madre...

Todos ellos, ahora en la distancia del tiempo, me han regalado lo mejor, me han hecho como soy.

Que no daría yo...




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