Salgo a aplaudir para no
olvidarme de todos los colectivos de trabajadores que se están jugando la salud
para que podamos estar en casa. Para todos ellos va mi respeto y mi admiración.
Salgo a aplaudir para no
olvidar a los enfermos que cada día se enfrenta a la enfermedad y mostrarles mi
cariño y mi apoyo.
Salgo a aplaudir para
regocijarme con todos los que ha superado la enfermedad, y acompañarles en la
alegría por volver a casa recuperados.
Salgo a aplaudir para no
olvidar a cada uno de los fallecidos por esta maldita enfermedad. Para acompañar,
en ese poquito de tiempo a familiares que no han podido estar en el último momento
con sus seres queridos. Y llorar con ellos y por ellos.
Salgo a aplaudir por los míos,
porque mi familia salga lo mejor parada de esta crisis. Porque mis hijos, mi
nieto, se merecen lo mejor de la vida.
Y salgo para recordarme quien
es el que merece la pena en esta sociedad nuestra.
Y luego, cuando volvamos a la
cotidianidad, será el momento de evaluar y determinar quien desaparece de la
vida de este País. Y pedir explicaciones y responsabilidades. Ahora necesitamos
estar unidos.